Dedicado a ʿAbd al-Qādir al-Jīlānī y Bediüzzaman Said Nursi; un servicio de conocimiento más allá de los idiomas y las fronteras, preparado para los corazones en busca de la verdad.
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Según la gran mayoría de los eruditos islámicos, la peregrinación a La Meca, incluso el martirio, no expía los pecados que implican la violación de los derechos de los demás. En este contexto, establecer una relación entre la lectura de 1.000 veces la sura Al-Ikhlas y la absolución de los derechos de los demás no es una opinión acertada. Estas narraciones hadicescas —si son auténticas— deben entenderse como una expresión de estímulo que alude a la obtención de una gran recompensa.
Hazrat Huzeyfe relata que el Profeta (que la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo:
Abdullah ibn Abbas relata que el Profeta (que la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo:
La expresión es una metáfora. Los seres humanos deben rendir cuentas a Dios por sus pecados, y la consecuencia del pecado es el castigo. Quien recita estas oraciones obtiene una recompensa tan grande que la expresión se usa como una hipérbole.
Como se expresa en los versículos mencionados, cada persona seguirá siendo rehén de sus acciones y de las bendiciones que ha recibido hasta que rinda cuentas por ellas. Liberarse de este cautiverio significa… Las expresiones de este tipo utilizadas en los hadices son una metáfora de la gran recompensa que se obtiene al recitar esa oración/invocación/recuerdo/versículo.
La tradición de recitar la sura Al-Ikhlas mil veces en la víspera del Eid al-Adha, al igual que otras tradiciones, ha perdurado desde los tiempos de los piadosos predecesores. El Maestro Bediüzzaman también hizo referencia a esta costumbre. Y expresó que el número era mil con estas palabras:
Saludos y oraciones…
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