¿Se considera que la ropa transparente (que deja ver el interior) y ajustada cumple con el concepto de modestia islámica?

Detalle de la pregunta

Hay algunas personas que llevan la cabeza cubierta, pero solo la cabeza, la ropa que llevan es lamentable, no hace falta describirla. ¿Podría evaluar esta situación?

Respuesta

Nuestro estimado hermano/hermana,


¿Se puede considerar que la ropa transparente es recatada?

Quiero señalar primero un punto fundamental. Luego pasaré a los detalles del tema. A saber:



Uno puede ser incapaz de poner en práctica una verdad.

Puede que esté viviendo una mentira. Lo importante aquí no es defender la mentira que vive, sino confesar la verdad.

De ser así, evitaría que su situación empeorara aún más. Adquiriría la virtud de confesar la verdad en lugar de defender lo incorrecto. Salvaría su fe.

En caso de que

“Estoy viviendo en el error, así que defenderé el error en el que vivo y me dedicaré a negar la verdad”.

Si se llega a ese punto, la situación se vuelve muy grave. El pecador que vive en el error deja de ser un creyente que cree en la verdad; quien defiende el error y se opone a la verdad se queda solo con la condición de incrédulo. De ahí surge el peligro.

Así pues, el ser humano no debe defender el error que comete ni negar la verdad que no puede practicar.

Debe confesar y aceptar la verdad, diciendo que algún día él también la pondrá en práctica, para que al menos siga siendo un creyente pecador y no caiga en la situación de un incrédulo que se inclina hacia la incredulidad.

Ya en este momento, no son muchos los que aplican todas las verdades en su propia vida. Todos tenemos nuestras faltas y defectos, y en el reconocimiento de esto, pedimos perdón a nuestro Señor, manteniendo la intención y la determinación de compensar nuestras deficiencias algún día. Con esta comprensión, al observar nuestra vestimenta como mujeres, dos palabras de un hadiz nos hacen reflexionar. Nuestro Señor, al advertir sobre la vestimenta que nos privaría de la misericordia divina, usó estas dos palabras:


¡Cuerpos vestidos, almas desnudas!


Están vestidos, pero están desnudos.

Es decir, se trata de provocación y exhibicionismo, como si estuvieran desnudos.


¿Cómo es posible?

O bien la ropa que llevan es completamente transparente, mostrando todo lo que hay debajo, o bien es extremadamente ajustada, pegada al cuerpo, dejando entrever las formas y evocando la sensualidad.


¿Cómo puede ser eso cierto?

La prenda no debe ser transparente, ni revelar las formas del cuerpo que cubre, atrayendo la atención y la curiosidad de quien mira; debe ser amplia, es decir, holgada y larga.

Pero tampoco deben ser tan largos como para arrastrar por el suelo. Porque los abrigos y prendas que arrastran por el suelo son una señal de arrogancia, y además, al barrer y limpiar la suciedad del suelo, provocan asco y repulsión en quienes los ven. Y hacer que una prenda bonita parezca tan desagradable no debe ser algo virtuoso.

Aquí no nos entrometemos en la vestimenta de nadie. Sin embargo, tampoco podemos dejar sin respuesta las preguntas de nuestros lectores. Como ya hemos dicho al principio…


Sepamos la verdad.

Aunque no lo practiquemos, seamos aficionados.

Mostremos la virtud de aceptar la verdad, aunque sea diciendo que podemos vivir un día más. No caigamos en la situación de negarla, porque hay virtud en confesar el error, pero no hay virtud en negar la verdad.


En negación.

Se percibe un olor a blasfemia.

Al menos la fe debe salvarse, la persona, aunque sea pecadora, debe conservar su creencia.

Creo que no hay necesidad de extenderse mucho sobre el tema de la vestimenta. Nuestro Señor (que la paz sea con él) dijo lo esencial sobre esto:


“¡Kâsiyâtün, âriyâtün!..”

Las mujeres no deben vestirse de manera que parezca que no llevan ropa. Es decir, deben evitar mostrar imágenes provocativas y exhibicionistas con prendas transparentes.


Ropa que reconforta la conciencia.

Es una vestimenta de longitud y holgura tales que no cause la atención ni la provocación de los ministros. Esta es la medida que ofreceremos a los que estén interesados. Los que no estén interesados, por supuesto, podrán elegir lo que deseen.

Sin duda, tanto el paraíso como el infierno son reales.

Rezar por esas personas y contarles la verdad es deber, sobre todo, de las mujeres conscientes.


(véase Ahmed ŞAHİN, Nuevo Manual de la Familia, Editorial Cihan)


Saludos y oraciones…

El Islam a través de preguntas.

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