Nuestro estimado hermano/hermana,
Es necesario explicar la posición de los Compañeros del Profeta en nuestra religión, la importancia de amarlos y cómo los musulmanes deben considerar las diferencias entre ellos.
Caminaron únicamente por el sendero recto, sin desviarse a la derecha ni a la izquierda, convirtiéndose cada uno en guía y líder en los caminos que conducen a Dios. Seguir a cualquiera de ellos conduce al camino correcto, a la felicidad y a la salvación. Porque Dios les ha otorgado una cualidad especial, un atractivo que guía a la gente hacia la iluminación. Son personas selectas, esforzadas y de alto carácter, a quienes Dios amó en la asamblea de las almas y que formaron un círculo alrededor de nuestro Profeta.
Todos los Sahabas, sin excepción, tuvieron el honor de conversar con el Mensajero de Dios. Sus almas, mentes, corazones, conciencias y, en definitiva, todos sus sentimientos, pasaron por la educación del Profeta, crecieron con su gracia. En otras palabras, todos los musulmanes que vinieron después de ellos, como las flores en la ladera norte de una montaña, se beneficiaron no de la esencia del sol, sino solo de su luz.
El secreto de que ningún santo posterior pudiera igualarlos debe buscarse en esta gran diferencia. Vieron a Gabriel (as.) en forma humana en repetidas ocasiones. Fueron testigos de miles de milagros. Fueron los primeros en escuchar el Sagrado Corán, enviado para iluminar, guiar y llevar a la felicidad a toda la humanidad. Tuvieron el honor de ser los primeros discípulos del Corán. Aprendieron las sublimes verdades que contiene directamente del Profeta. Dominaron el Corán en sus corazones, mentes, conciencias y, por lo tanto, en sus vidas. Alcanzaron una gracia y bendición, un conocimiento y sabiduría, una sinceridad y lealtad, una renuncia y sacrificio que nadie después de ellos pudo alcanzar. Sus miradas estaban llenas de lecciones, sus pensamientos de conocimiento y sabiduría, sus corazones de amor divino. Ni el mundo pudo cautivarlos, ni la belleza y el atractivo del Paraíso pudieron limitarlos. No buscaron las bendiciones del mundo y del más allá, sino a Aquel que las concede, y lo encontraron.
Todos ellos pertenecen a la categoría de los salvados; todos comparten el honor de serlo. Dios y Su Mensajero están complacidos con todos ellos y los han exaltado con alabanzas.
Dios Todopoderoso declara en la sura At-Tawbah que está complacido con los compañeros del Profeta y que ha preparado para ellos bendiciones y felicidades eternas:
En el mismo período, Dios Todopoderoso elogia a los nobles compañeros del Profeta, afirmando que lucharon por el Islam con sus vidas y bienes, y les anuncia buenas nuevas y recompensas con estas palabras:
(
Se han revelado muchos más versículos coránicos sobre los Sahaba. Nos limitamos a estos dos como ejemplo.
Nuestro amado Profeta también elogió a sus compañeros con muchos hadices, inculcando a su comunidad su aceptación ante Dios y la sublimidad de sus honores, y amenazando a quienes los difamaran. A continuación, presentamos algunos ejemplos:
La imposibilidad religiosa de albergar enemistad hacia cualquiera de los Compañeros del Profeta, y el hecho de que todos ellos sean faros de guía, se expresa de la manera más concisa en el siguiente hadiz:
Si bien todas las estrellas son iguales en cuanto a su naturaleza, existen diferencias entre ellas en cuanto a tamaño y magnitud; del mismo modo, entre los compañeros del Profeta (Sahaba) habrá, sin duda, diferencias en cuanto a virtud y rango. Algunos fueron honrados con el Islam antes que otros, superando a los demás en el servicio; algunos sobresalieron en justicia y administración; otros fueron más avanzados en suavidad y generosidad; y otros superaron a los demás en conocimiento y valentía.
Ahora, comparen la magnitud del crimen que supone hablar de estas estrellas guía de forma contradictoria, mostrando afecto por algunas y denigrando a otras.
Sí, los esfuerzos por menospreciar a estas personas selectas, a los compañeros distinguidos del Profeta del Fin de los Tiempos, a sus interlocutores perspicaces, a aquellos que ocupan el primer lugar en el Islam y a quienes, por decreto, se les añade a sus balanzas de méritos una recompensa equivalente a la de todos los musulmanes que vendrán hasta el fin de los tiempos, incluso al de menor rango, a quienes ni siquiera el mayor de los santos puede alcanzar, es un ataque directo al Islam mismo.
Quienes se atreven a juzgar a esa comunidad selecta que, traspasando los límites, derramó su sangre por los fundamentos del Islam, y quienes intentan justificar a unos y criticar a otros, no pueden manchar esas estrellas de guía, sino que solo preparan su propia perdición.
Además, aquellos a quienes juzgan son los notables de los compañeros del Profeta. Algunos de ellos han recibido la buena nueva del Paraíso. El Corán y el Profeta mismo han elogiado a esas personas de las que hablan mal.
Es sabido que el Sahih al-Bujari es considerado, tanto por los sunitas como por los chiitas, el libro más importante después del Corán. Ambas partes coinciden en este punto. En el Bujari, se narran numerosos hadices sobre creencias, culto y moral, provenientes de ambos bandos de los compañeros del Profeta que se enfrentaron. Nuestros sabios del fiqh y toda la comunidad musulmana han aceptado todos estos relatos sin preferir unos a otros. Todos los muhaddiz que narraron los hadices no tuvieron en cuenta las diferencias entre los compañeros del Profeta, ni cometieron tal error.
Aprovechando esta oportunidad, es necesario tener en cuenta esta importante verdad:
En la sura de Al-Hujurat, se ordena a los creyentes que se abstengan de las malas conjeturas y de la murmuración, de la siguiente manera:
En este versículo sagrado, Dios nos informa que hablar mal de un creyente es tan repulsivo como comer carne muerta, una conducta indigna de un musulmán. Si el creyente del que se habla mal es uno de los compañeros del Profeta, y además uno de los más destacados, imagínense la gravedad del asunto…
Saludos y oraciones…
El Islam a través de preguntas.
