Nuestro estimado hermano/hermana,
Uno de los infinitos actos divinos es el de hacer probar la muerte; el de poner fin al dominio del alma sobre el cuerpo. El alma, la obra más perfecta, maravillosa e incomprensible de Dios, ha alcanzado la gracia de la vida por la manifestación de Su nombre. Esta gracia y honor ya no le serán quitados jamás. Continuará en la tumba, en el juicio final, en el paraíso o en el infierno.
Así como la creación del alma, la construcción de un cuerpo adecuado para cada alma es también una obra de la mayor sabiduría y misericordia de Dios. Y es con la ley de la muerte que esa alma huésped se desprende del cuerpo, se purifica y emigra a otro mundo que le es propio.
Una de las más bellas descripciones de la muerte que se encuentran en la obra de Nur Külliyatı es la siguiente:
“La muerte es una licencia del servicio de la vida, un descanso, un cambio de lugar, una transformación del cuerpo…”
Y de nuevo, una sutil observación sobre la muerte:
Así como el nacimiento a la vida es un acto de creación y designio, así también la partida de este mundo es un acto de creación y designio, una sabiduría y una providencia.
Para un aspirante a soldado, se llevan a cabo una serie de registros y trámites tanto al incorporarse a su unidad como al ser dado de baja. El alistamiento es un acto, y la baja también lo es… En las expresiones anteriores se nos presenta esta sutileza. Así como se basa en el acto de alistarse, también se basa en el acto de ser dado de baja. Ambos sirven a la manifestación de un nombre divino diferente.
Mientras que el acto de la resurrección da vida a los elementos inanimados, el acto de la muerte pone fin a esta unión. Las células vivas ceden gradualmente su lugar a nuevos elementos.
En ella, se explica bellamente cómo las semillas, al morir, dan paso a la vida del jacinto, y cómo la muerte es una bendición tan grande como la vida. Nosotros también ampliamos esta buena nueva en nuestra imaginación y vemos que cada muerte es seguida por una resurrección, y que las segundas etapas son más perfectas que las primeras. Cuando la etapa de la sangre coagulada termina, entra en juego la etapa de la carne.
También vemos esto en las etapas de la creación del universo, donde cada etapa posterior es más perfecta que la anterior.
Todas estas manifestaciones de misericordia y sabiduría nos enseñan que el mundo de la tumba es más bello y perfecto que el mundo terrenal, y que el más allá es aún más bello y perfecto que el mundo de la tumba.
Le seguirá el mundo de la tumba y, con el acontecimiento de la resurrección, el ser humano volverá a la unión cuerpo-alma.
El ser humano que valora así la muerte y la vida,
Saludos y oraciones…
El Islam a través de preguntas.