– ¿No es un derroche que las mezquitas tengan demasiada iluminación?
– Con la situación que se vive en los países islámicos, ¿es correcto que nosotros recemos en medio de este lujo ostentoso?
Nuestro estimado hermano/hermana,
Sí, según nuestra religión, el despilfarro está prohibido.
Sin embargo,
“¿Qué es el desperdicio?”
La situación podría cambiar dependiendo de la respuesta a la pregunta. De hecho, el Imam-ı Azam Hazretleri…
“No hay bien en el derroche, ni derroche en el bien.”
ha dicho (1). Por lo tanto, quien sigue el bien y lo gasta en el bien no se considera derrochador. Los gastos realizados tampoco son un despilfarro. Porque si hay bien, y la conveniencia lo requiere, no es un despilfarro.
En consecuencia, los gastos necesarios realizados en nuestras mezquitas, que son lugares de culto, no se consideran derroche. Aquí, nuestra medida debe ser la siguiente:
Si el trabajo realizado beneficia a la comunidad y al culto, entonces es una buena acción y no un desperdicio.
Los expertos y los responsables de las mezquitas serán quienes tomen esa decisión.
Las mezquitas que construyeron nuestros antepasados son una muestra de la importancia que daban a los lugares de culto. Lo importante es que esas mezquitas se iluminen con la oración. ¿Por qué sería un desperdicio la luz que encendemos si se ilumina con la oración que se realiza bajo ella?
Por otro lado, nadie puede incurrir en derroche en su propio nombre y para sus propios gastos. Sin embargo, consideramos que los gastos destinados al beneficio de la sociedad y, en particular, al servicio de los lugares de culto, no constituyen derroche según el caso.
El siguiente versículo, relacionado con la construcción de mezquitas, puede arrojar luz sobre nuestro tema:
“Solo quienes creen en Dios y en el Día del Juicio Final, cumplen con la oración, pagan el Zakat y temen únicamente a Dios, pueden mantener y cuidar las mezquitas de Dios. Se espera que estos sean de los que siguen el camino correcto.”
(Arrepentimiento, 9/18)
Aquí.
“urbanizar”
Se ha debatido si el versículo se refiere a la construcción, reparación y mantenimiento material de las mezquitas, o a la realización de las tareas necesarias para su sostenimiento espiritual. Se puede decir que el versículo está abierto a ambas interpretaciones, e incluso a otras.
De hecho, Fahrettin Razi hace la siguiente aclaración sobre los versículos en cuestión: La construcción de mezquitas se divide en dos partes: Esto puede ser a través de la asistencia y la frecuente visita a ellas; o bien, en el sentido que conocemos, mediante la construcción de los edificios. Si el significado del versículo es este segundo sentido, entonces el significado sería el siguiente:
“Los infieles no se atreven a reparar las mezquitas.”
(2)
Es cierto que existen ciertos excesos, tanto cuantitativos como cualitativos, en las actividades de construcción de mezquitas. Sin embargo, al evaluar este tema, no se deben hacer comparaciones simplistas que hieran los sentimientos de las personas religiosas que se preocupan por los lugares dedicados a la adoración de Dios.
No debe olvidarse que la sencillez en tiempos del Profeta (que la paz y las bendiciones de Dios sean con él) no era una característica exclusiva de las mezquitas. Con el cambio de las condiciones sociales y económicas, no se podía esperar que los musulmanes, que habían elevado su nivel de vida personal y realizaban grandes gastos en sus viviendas y otros lugares de actividades sociales, mantuvieran sus lugares de culto con la misma sencillez y austeridad de antaño.
Además, las mezquitas y oratorios tenían importantes funciones relacionadas con la educación y otros ámbitos, además del culto. Por otro lado, hay que tener en cuenta que es muy natural que la idea estética se refleje sobre todo en los lugares más relacionados con la vida cotidiana, y la arquitectura de las mezquitas ha constituido un campo muy fructífero para los musulmanes a la hora de desarrollar el arte e inculcar el espíritu artístico en la sociedad. Lamentablemente, el hecho de que este tema no se haya sometido a una planificación sana y no se haya podido disciplinar en la actualidad, hace que las actividades en este ámbito queden en manos no cualificadas, lo que lleva a que se dirijan críticas injustas contra la religión.(3)
Por lo tanto, es necesario recurrir a la ayuda de expertos y actuar en consecuencia en temas como la construcción, reparación, arquitectura, decoración e iluminación de nuestros lugares de culto. Se puede decir que los gastos realizados con tal práctica nunca serán un desperdicio.
Notas al pie:
1. Véase Gazâlî, Ihya’ Ulûmi’d-Dîn 1:262; Kurtubî, el-Câmi’ li Ahkâmi’l-Kur’ân 7:110; el-Münâvî, Feyzü’l-Kadîr 5:454.
2. Fahruddin Er-Râzi, Tafsir-i Kebir Mefâtihu’l-Gayb, Editorial Akçağ: 11/440
3. Prof. Dr. Hayrettin Karaman, Prof. Dr. Mustafa Çağrıcı, Prof. Dr. İbrahim Kafi Dönmez, Prof. Dr. Sabrettin Gümüş, El Camino del Corán: III, 21-22.
Saludos y oraciones…
El Islam a través de preguntas.