Nuestro estimado hermano/hermana,
“Dios ha establecido la Kaaba, la Casa Sagrada, el mes sagrado, las ofrendas y los animales sacrificados que llevan collares, como un medio de orden para la vida religiosa y mundana de los hombres. Esto es para que sepáis que Dios conoce todo lo que hay en los cielos y en la tierra, y que Dios es Omnisciente.”
(Al-Ma’idah, 5:97).
En este versículo, Dios señala la dimensión universal del Hajj y destaca sus beneficios, tanto materiales como espirituales, para la humanidad, llamando la atención sobre sus sabidurías. La pregunta…
“con collarín”
Dado que la palabra se refiere al ámbito material, para explicar esto, en el versículo se menciona
“establecido como un medio para regular la vida religiosa y terrenal de las personas”
dice lo siguiente:
a. De estas ocasiones
primero:
Es la presencia de la venerada Kaaba.
En aquella época, cuando el bandolerismo, las injusticias y los robos estaban a la orden del día, la ciudad de La Meca, donde se encuentra la Kaaba, era un lugar muy seguro. Tanto los habitantes de La Meca como los que venían de fuera para visitar la Kaaba eran respetados y tratados con consideración en todas partes.
b.
En segundo lugar;
meses respetables.
Los árabes siempre habían vivido entre guerras y disputas. Siempre se temían unos a otros, vivían con miedo. Gracias a los cuatro meses sagrados que Dios había consagrado, cada año, al menos durante cuatro meses, podían realizar sus negocios con tranquilidad y seguridad, y así proveerse de sus necesidades anuales.
c.
Tercero;
(sin collar)
son víctimas inocentes.
Las ofrendas son un símbolo económico y alimentario que los peregrinos que visitan la Kaaba deben llevar y sacrificar en La Meca. Gracias a ellas, los pobres encontraban una importante fuente de sustento.
d.
En cuarto lugar;
Son víctimas con collarín.
La diferencia con los demás es que los sacrificios normales solían enviarse durante los meses sagrados y nadie los tocaba porque se traían con motivo de la peregrinación del Hajj.
Víctimas del collar
Incluso si se veía fuera de los meses sagrados o del Hajj, nadie se atrevía a tocarla, ya que se sabía que era un símbolo de quienes iban a la Kaaba. Tanto ella como su dueño estaban en gran seguridad. Tanto es así que un árabe prefería morir de hambre antes que comerse un camello con collarín/sacrificio que se encontrara.
(véase Râzî, XII, 87-88),
Saludos y oraciones…
El Islam a través de preguntas.