Nuestro estimado hermano/hermana,
“El único dueño de todo el reino de la propiedad.”
“Que pueda disponer de su propiedad como mejor le parezca.”
En este mundo, nadie es el verdadero dueño de ninguna propiedad. Ni el sol posee sus planetas, ni los árboles sus frutos.
Yunus Emre lo expresa maravillosamente diciendo que los seres humanos hacen guardia por turnos en este mundo y que, dejando atrás la propiedad que se les ha confiado, emigran de esta tierra.
Al dotar al ser humano de conciencia y razón, Dios le ha hecho comprender que es un huésped excepcional, un fruto delicado, extraído de este mundo.
Dios, que dispone de todo en todos los mundos como quiere, también dispondrá del hombre como quiera. De hecho, así lo hace, y lo lleva a través de las etapas de la gota seminal, el embrión… y otras, así como a través de la infancia, la juventud y la vejez, hasta enviarlo al mundo de la tumba.
Quien dividió el universo en capas y sistemas, es el mismo que dividió mi cuerpo en órganos. Así como no puedo intervenir en nada en este mundo en el que soy un huésped, tampoco puedo usar este cuerpo, que me ha sido confiado, a mi antojo. Aunque se me ha dado libre albedrío, esto es una prueba. Mi deber es usar ese albedrío de acuerdo con la voluntad de Dios, el único dueño de todo el universo. De lo contrario, tendré que rendir cuentas de ello en el más allá de una manera muy dura y dolorosa.
A un siervo que haya vivido su vida con esta conciencia, Él lo colocará en el reino del Paraíso y lo hará merecedor de la felicidad eterna.
Saludos y oraciones…
El Islam a través de preguntas.