Según la creencia islámica, el Diablo es una entidad que se rebeló contra Dios y trabaja para desviar a la gente del camino correcto. El Diablo se personifica en Iblis, quien inicialmente obedeció a Dios, pero se volvió arrogante y se rebeló contra Él. Iblis se negó a postrarse ante la orden de Dios y, por lo tanto, fue maldecido. El Diablo siempre intenta guiar a la gente por el mal camino, los anima a pecar y oscurece sus corazones para sacudir su fe.

En el Corán, el Diablo se menciona claramente como el enemigo de la gente. Dios recuerda constantemente los esfuerzos del Diablo por desviar a la gente susurrándoles y sus actividades para mantenerlos alejados del camino correcto. El Diablo entra en el corazón del hombre e infunde en él sentimientos como malos pensamientos, rebeliones y arrogancia. Sin embargo, la voluntad del hombre y el poder de refugiarse en Dios son la única manera de escapar de la influencia del Diablo.

En el Islam, rezar, refugiarse en Dios y adoptar una buena moral son las formas más efectivas de protegerse contra el Diablo. Oraciones como “la hawla wa la quwwata illa billah” (no hay poder ni fuerza excepto en Dios), que es uno de los principios fundamentales del Islam, se utilizan con frecuencia para protegerse de los males del Diablo. Además, es posible protegerse de todo mal con la declaración de “Euzu besmele” (Busco refugio en Dios) y con la devoción y sumisión a Dios.

Esta categoría tiene como objetivo explicar detalladamente el papel del Diablo en el Islam, sus efectos en las personas, las formas de refugiarse en Dios y cómo protegerse de las trampas del Diablo.